Hace 13 años, el 27 de octubre de 2010, fallecía en El Calafate, el expresidente Néstor Carlos Kirchner, a causa de una afección cardíaca. Su repentina muerte produjo una conmoción en el país y, en especial, en los militantes y jóvenes que habían iniciado una importante politización durante su mandato presidencial.
Kirchner nació el 25 de febrero de 1950 en Río Gallegos donde ejerció como intendente entre 1987 y 1991, y durante tres períodos gobernó la provincia de Santa Cruz hasta antes de llegar a la presidencia en 2003. En ese año, disputó la elección presidencial con Carlos Menem saliendo segundo con el 22,25% de los votos frente al 24,45% del riojano. Sin embargo, cuatro días antes del balotaje, Menem desistió de competir y Kirchner accedió a la presidencia, en medio de una delicada situación económica, social y política, consecuencia del estallido del 2001 a raíz de las políticas neoliberales aplicadas durante el menemismo y continuadas por el gobierno de De la Rúa.
En 1975, y tras seis meses de noviazgo, se casó con Cristina Fernández, quien lo sucedería en la presidencia en 2007.
El legado de Néstor Kirchner inicia con una de sus primeras declaraciones como presidente sobre "no dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada" y se consolida con su decidida voluntad por apoyar el reclamo de los organismos de derechos humanos y reactivar los juicios de lesa humanidad que habían sido absolutamente parados durante el menemismo. La cancelación de la deuda con el FMI, la reforma de la Corte Suprema de la Nación, la revalorización salarial y de las jubilaciones así como el inicio de la primera moratoria previsional para quienes por su trabajo no habían recibido los aportes patronales, constituyen marcas históricas grabadas en la memoria de millones de argentinos.
Quizás, el gesto más simbólico e inolvidable de Kirchner haya sido el momento en que ordenó bajar el cuadro del dictador Rafael Videla, señalando la potencia política de un hombre dispuesto a transformar la realidad argentina.
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